Ya
en 1939 el notable psiquiatra Jung afirmaba que el yoga en la India
se había convertido básicamente en un negocio y se preguntaba qué
sería del mismo décadas después, temiéndose lo peor. Precisa y
lamentablemente, fueron parte de los primeros mentores indios de yoga
que llegaron a Estados Unidos los que en su mayoría mostraron un
hatha-yoga (yoga psicofísico) totalmente desnaturalizado, para poder
así mercantilizarlo y rentabilizarlo, sin reparar,
inescrupulosamente,en la traición que estaban causando a la
verdadera esencia de esta forma de yoga, que en absoluto propicia el
apego al cuerpo, sino que invita a instrumentalizar el cuerpo (base
de la pirámide humana y vehículo del Ser) para estabilizar la
mente, unificar la consciencia y desarrollar el entendimiento
correcto.Pero de tal manera se ha degradado el hatha-yoga que se ha
puesto al servicio de un bochornoso y obsesivo culto al cuerpo y se
utilizan los asanas o posiciones yóguicas como medio para el
lucimiento, el envanecimiento y el burdo y hueco contorsionismo. Es
deplorable a todas luces que ya aquellos mentores que llegaron a
Estados Unidos propiciaran, incluso, campeonatos de asanas, tanto en
India como fuera de la misma. Así, para muchos, el asana ha perdido
todo su elevado y transformativo alcance y se ha tornado una simple
herramienta para el fitness, el endurecimiento de glúteos, el
descarado postureo y el superfluo alardear de poseeer una acrobática
elasticidad. Para ello es mejor hacer sentadillas o abdominales,
levantar pesas o meterse en la sauna. Los asanas no son gimansia, ni
deporte, ni un procedimiento para adelgazar. Son algo muy distinto y
muy valioso psicosomática y espiritualmente. Por eso he adelantado
este trabajo sobre el de los faquires rasayani, que abordaré en el
próximo número de la revista.
En
el verdadero hatha-yoga, la ejecución de los asanas dispone de tres
fases: hacer, mantener y deshacer. Los movimientos de hacer y
deshacer deben ser lentos y conscientes. En la fase intermedia, la de
detención, el practicante aprovecha para vivir a fondo su
corporeidad y lograr la unidireccionalidad de la consciencia. La
mente se aplica al cuerpo, estando atenta a las presiones,
estiramientos, masajes y la respiración. Esta importantísima fase
de detención tambien permite controlar los pensamientos parásitos e
introvertirse, obteniendo un más elevado nivel de consciencia. Así
el esquema corporal se convierte en un apoyo para el entrenamiento
metódico de la atención y la práctica se convierte en una
meditación a través del cuerpo. Cada postura impone su propia ritmo
y forma de respirar. Unas posturas imponen, por ejemplo, la
respiración torácica (la cobra, entre otras) y las hay que imponen
una respiración diagfragmática (como es el caso de la vela).
La repiración debe ser, en la medida de los posible, tranquila y por la nariz. Cuando la mente se dispersa, nos sirve eficientemente para a través de ella reunificarla. No debe el practicante adaptarse tan solo a la postura, sino que la postura debe también adaptarse al practicante en cuestión. Todo esfuerzo excesivo está contraindicado y la persona debe aplicar esfuezos bien medidos tanto al hacer la posición como al mantenerla. Las posturas pueden hacerse de una a tres veces. Las combinaciones son muy numerosas. Existen tantas posturas para hacerle asumir al cuerpo posiciones que de otra manera nunca adoptaría. Así ningua zona del cuerpo, órgano o función, pasarán desapercibidos. Los programas deben variar, aunque dando prevalencia a los asanas más básicos o fundamentales. Realizar siempre el mismo programa es un grave y evitable error. La tempratura de la estancia debe resultar agradable, ni fría ni caliente.
En la ejecución del asana nuca debe haber una actitud competitiva ni siquiera con uno mismo. No es jamás una práctica acrobática, ni una gimnasia exótica, ni un culto al cuerpo ni una reafirmación del ego. Los asanas representan un trabajo consciente sobre el cuerpo que afecta al psiquismo y favorecen la evolución de la consciencia.
El asana es una preciosa herramienta psicofísica, pero para que su alcance sea el adecuado, debe acompañarse siempre de la atención y combinarse, inconstestablemente, con el pranayama y la relajación consciente, e incluso preferiblemente con otras técnicas del hatha-yoga, como los mudras y los bandhas. A través de la percepción del cuerpo se llega a la percepción de ser.
Las asanas inciden tambien sobre las energías, para que circulen más libremente. Son una fuente de salud y vitalidad, pero sobre todo un método para conectar con la persencia de ser.
En la ciencia de los asanas nada es gratuito ni se ha librado al azar. Los asanas han sido durante cientos de años verificados y experimentados ad infinitum. Repercuten sobre el sistema nervioso y el endocrino, mejoran la coordinación cuerpo y mente. Al inmovilizar el cuerpo, hay un cambio de consciencia y percepción que va favoreciendo la transformación interior. Se trabaja con la atención mental pura, que es la que se limita a percibir lo que es sin juicios ni prejuicios, sin discurso mental. Uno de los logros del asana es que ayuda a inhibir el pensamiento egocéntrico y mecánico.
La repiración debe ser, en la medida de los posible, tranquila y por la nariz. Cuando la mente se dispersa, nos sirve eficientemente para a través de ella reunificarla. No debe el practicante adaptarse tan solo a la postura, sino que la postura debe también adaptarse al practicante en cuestión. Todo esfuerzo excesivo está contraindicado y la persona debe aplicar esfuezos bien medidos tanto al hacer la posición como al mantenerla. Las posturas pueden hacerse de una a tres veces. Las combinaciones son muy numerosas. Existen tantas posturas para hacerle asumir al cuerpo posiciones que de otra manera nunca adoptaría. Así ningua zona del cuerpo, órgano o función, pasarán desapercibidos. Los programas deben variar, aunque dando prevalencia a los asanas más básicos o fundamentales. Realizar siempre el mismo programa es un grave y evitable error. La tempratura de la estancia debe resultar agradable, ni fría ni caliente.
En la ejecución del asana nuca debe haber una actitud competitiva ni siquiera con uno mismo. No es jamás una práctica acrobática, ni una gimnasia exótica, ni un culto al cuerpo ni una reafirmación del ego. Los asanas representan un trabajo consciente sobre el cuerpo que afecta al psiquismo y favorecen la evolución de la consciencia.
El asana es una preciosa herramienta psicofísica, pero para que su alcance sea el adecuado, debe acompañarse siempre de la atención y combinarse, inconstestablemente, con el pranayama y la relajación consciente, e incluso preferiblemente con otras técnicas del hatha-yoga, como los mudras y los bandhas. A través de la percepción del cuerpo se llega a la percepción de ser.
Las asanas inciden tambien sobre las energías, para que circulen más libremente. Son una fuente de salud y vitalidad, pero sobre todo un método para conectar con la persencia de ser.
En la ciencia de los asanas nada es gratuito ni se ha librado al azar. Los asanas han sido durante cientos de años verificados y experimentados ad infinitum. Repercuten sobre el sistema nervioso y el endocrino, mejoran la coordinación cuerpo y mente. Al inmovilizar el cuerpo, hay un cambio de consciencia y percepción que va favoreciendo la transformación interior. Se trabaja con la atención mental pura, que es la que se limita a percibir lo que es sin juicios ni prejuicios, sin discurso mental. Uno de los logros del asana es que ayuda a inhibir el pensamiento egocéntrico y mecánico.
Sin
la aplicación de ejercicios de pranayama, la sesión de asanas
pierde mucha de su sustancia.
El esfuerzo bien aplicado y nunca excesivo, conduce al esfuerzo sin esfuerzo y la postura se va tornando mucho más confortable y permite un trabajo interior más eficiente. El secreto está en ir porlongando la fase de detención en el asana. Por la inmovilidad del cuerpo se llega a la de la me tmente y no olvidemos que "cuando el pensamiento cesa se revela la luz la luz del ser". Hay posturas que se pueden llegar a mantener de uno a cuatro minutos o más.
Los asanas nada tienen que ver con un ejercicio simplemente aeróbico. Potencián el vínculo entre el cuerpo y la mente para hacer posible el acceso a una dimensión superior de consciencia donde se manifieste la realidad más profunda que se enconde tras la mente y el cuerpo. Así los asanas nos permiten desencadenar estados superiores de consciencia y el trabajo sobre el cuerpo hace posible el trabajo sobre la psique. Todas las herramientas del yoga, incluídos los asanas, tienen por objeto transformar la mente. Pero ¿en qué transforma el denominado yoga fitness o el "yoga" gimnástico que tiene por objeto sudar y tener un trasero más recogido.?
Mediante los asanas se trata de restablecer el equilibrio entre el cuerpo y la mente. Si el cuerpo y la mente están mejor armonizados, será también más facil el trabajo espiritual. El asana nos permite situarnos en el presente y así liberarnos de condicionamientos de pasado y de futuro. Se adentra el practicante en su propio universo psicosomático para conocerlo de primera mano. Representa una exploración consciente y voluntaria.
En el verdadero hatha-yoga, el asana es un medio para frenar la mecanicidad o robotismo y poder reencontrar la libertad interior. El control sobre el movimiento, sobre la respiración y sobre la mente, le permite al practicante aproximarse al sentir de su propia esencia. Si se ejecutan de acuerdo a los requisitos necesarios, son siluetas corporales que ayudan a servirse del cuerpo para ir más allá del cuerpo. Se unifican el cuerpo, la respiración y la mente. El asana se vuelve un apoyo meditacional.
El hatha-yogui se sirve del poder del cuerpo para desarrollar el de la mente. Cuerpo y mente se convierte en un trampolín para acercarse a la propia esencia.
Los asanas no solo inciden sobre la fisiología ordinaria, sino tambien sobre una fisiología sutil. El verdadero hatha-yogui no trabaja sobre su cuerpo para exhibirlo o pavonearse de la elasticidad conquistada. No se trata de una simple cultura física o una gimnasia exótica, sino de un medio para armonizar el cuuerpo y la mente en base a abrir una vereda hacia la realidad más profunda que subyace en uno mismo.
Si muchos asanas tienen nombres de plantas o animales es para reportarnos un sentido ecológico y de unidad con todas las criaturas sintientes. El hatha-yoga es una escalera hacia el radja-yoga o yoga mental.
Uno puede obtener a través del asana una salud más estable, mayor vigor, equilibrio psicosomático, bienestar, longevidad, sosiego, plenitud, pero el asana no solo es una fuente de bienestar físico, sino en especial de estabilidad psíquica y y cultivo espiritual.
El esfuerzo bien aplicado y nunca excesivo, conduce al esfuerzo sin esfuerzo y la postura se va tornando mucho más confortable y permite un trabajo interior más eficiente. El secreto está en ir porlongando la fase de detención en el asana. Por la inmovilidad del cuerpo se llega a la de la me tmente y no olvidemos que "cuando el pensamiento cesa se revela la luz la luz del ser". Hay posturas que se pueden llegar a mantener de uno a cuatro minutos o más.
Los asanas nada tienen que ver con un ejercicio simplemente aeróbico. Potencián el vínculo entre el cuerpo y la mente para hacer posible el acceso a una dimensión superior de consciencia donde se manifieste la realidad más profunda que se enconde tras la mente y el cuerpo. Así los asanas nos permiten desencadenar estados superiores de consciencia y el trabajo sobre el cuerpo hace posible el trabajo sobre la psique. Todas las herramientas del yoga, incluídos los asanas, tienen por objeto transformar la mente. Pero ¿en qué transforma el denominado yoga fitness o el "yoga" gimnástico que tiene por objeto sudar y tener un trasero más recogido.?
Mediante los asanas se trata de restablecer el equilibrio entre el cuerpo y la mente. Si el cuerpo y la mente están mejor armonizados, será también más facil el trabajo espiritual. El asana nos permite situarnos en el presente y así liberarnos de condicionamientos de pasado y de futuro. Se adentra el practicante en su propio universo psicosomático para conocerlo de primera mano. Representa una exploración consciente y voluntaria.
En el verdadero hatha-yoga, el asana es un medio para frenar la mecanicidad o robotismo y poder reencontrar la libertad interior. El control sobre el movimiento, sobre la respiración y sobre la mente, le permite al practicante aproximarse al sentir de su propia esencia. Si se ejecutan de acuerdo a los requisitos necesarios, son siluetas corporales que ayudan a servirse del cuerpo para ir más allá del cuerpo. Se unifican el cuerpo, la respiración y la mente. El asana se vuelve un apoyo meditacional.
El hatha-yogui se sirve del poder del cuerpo para desarrollar el de la mente. Cuerpo y mente se convierte en un trampolín para acercarse a la propia esencia.
Los asanas no solo inciden sobre la fisiología ordinaria, sino tambien sobre una fisiología sutil. El verdadero hatha-yogui no trabaja sobre su cuerpo para exhibirlo o pavonearse de la elasticidad conquistada. No se trata de una simple cultura física o una gimnasia exótica, sino de un medio para armonizar el cuuerpo y la mente en base a abrir una vereda hacia la realidad más profunda que subyace en uno mismo.
Si muchos asanas tienen nombres de plantas o animales es para reportarnos un sentido ecológico y de unidad con todas las criaturas sintientes. El hatha-yoga es una escalera hacia el radja-yoga o yoga mental.
Uno puede obtener a través del asana una salud más estable, mayor vigor, equilibrio psicosomático, bienestar, longevidad, sosiego, plenitud, pero el asana no solo es una fuente de bienestar físico, sino en especial de estabilidad psíquica y y cultivo espiritual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.