Cuando
el alumno se encuentra perfectamente inmóvil en el asana, espontánea
y casi inevitablemente el vaivén del aliento se impone a la
conciencia, porque llega a ser el único movimiento perceptible en el
cuerpo inmóvil. Este movimiento debe ser controlado, punto sobre el
que los maestros y la mayoría de los autores está de acuerdo. Por
el contrario, en cuanto se llega a la aplicación practica de este
principio, se dan numerosas divergencias e incluso contradicciones.
Andre van lysebeth |
Cuando
el verdadero hatha yogui efectúa un asana, llega a la comunión
íntima con su cuerpo y con la inteligencia que lo embebe gracias a y
a través del control del aliento. Entrar en comunión con su cuerpo
significa, para la conciencia, abolir temporalmente la barrera que
separa lo orgánico, lo vegetativo, de las actividades voluntarias,
concientes. Si la palabra “yoga” deriva de yug (unir), es ante
todo en el sentido de juntar, integrar previamente todas las partes
del hombre mismo, porque solo a partir de tal integración individual
es concebible una integración cósmica.
Esta
comunión, esta penetración del yo conciente en los estratos cada
vez mas profundos del mundo de las actividades vegetativas es una
característica esencial del hatha yoga, que lo diferencia de
cualquier otro método de cultura física y deportiva.
La
comunión con el cuerpo se efectúa a través de la espiritualización
del aliento, es decir, manteniendo fija la mente conciente en el
proceso respiratorio, dejándola absorberse en el control aliento.
¿Por qué? Porque la función respiratoria es una función mixta que
constituye la frontera entre el dominio vegetativo, orgánico,
inconsciente y el de nuestras actividades voluntarias, concientes. Si
es cierto que pertenece habitualmente a la primera categoría,
puede hacerse conciente a voluntad. Para los practicantes del yoga,
se transforma de frontera en vía de acceso que permite al yo
conciente tomar contacto con esa otra parte del psiquismo que regula
el dominio inaccesible de las funciones vegetativas. Precisamos
inmediatamente que se trata de una penetración conciente y no de una
interferencia de la mente en las funciones vegetativas, por lo menos
al comienzo. Por consiguiente, todo asana debe ser conducido por la
respiración conciente, y, repitámoslo, sobre este punto el acuerdo
de los maestros es unánime. En cuanto a las divergencias, o incluso
a las contradicciones encontradas en la práctica, solo pueden
perturbar al alumno. Así pues, cada método se justifica y encuentra
su propio dominio de aplicación, que depende menos del maestro que
del estadio de evolución del alumno.
Resumamos
los principales métodos enseñados.
El
primer método, el más sencillo, consiste en respirar de manera
conciente, pero con normalidad, sin detenciones ni brusquedad,
de forma silenciosa, fácil y regular durante toda la sesión, es
decir, no solo durante las fases estáticas, sino también durante
las dinámicas.
Clásico
y sencillo, salvaguarda lo esencial: permitir a la mente conciente
absorberse en el aliento a lo largo de toda la sesión. Este método
no representa ningún peligro ni posibilidad de error.
El
otro método, más elaborado, más complejo, consiste en sincronizar
rigurosamente la respiración con las diversas fases de cada asana;
prevé retenciones de aliento, por lo general con pulmones llenos,
durante la inmovilización. Este método está reservado a los
alumnos más avanzados y no será practicado sino bajo la vigilancia
de un instructor calificado, porque cualquier error en la
sincronización, cualquier respiración a contratiempo o cualquier
retención inoportuna, lejos de mejorar el rendimiento de un asana,
disminuyen su eficacia. Entre los principiantes que se arriesgan a
practicar así, es frecuente que el rostro se congestione durante la
retención, lo que siempre es un índice desfavorable.
Este
método se enseña en algunos ashrams en la India y se preconiza en
algunas obras y manuales.
El
tercer método es el que se practica en las escuelas mas
tradicionales y que han permanecido como las mas autenticas, las del
sur de la India. Une la simplicidad del primer método con una
eficacia comparable al que implica retenciones de aliento y que
acabamos de mencionar mas arriba.
En
lo esencial, consiste en continuar respirando mas profunda y mas
lentamente que lo habitual, durante toda la sesión, pero además en
vigilar el estudio riguroso de la duración de la inspiración y de
la espiración y en respirar en Ujjayi.
Este método ofrece la plena medida de su eficacia especialmente
durante la fase estática.
Postura de la pinza por Krisnamacharya |
Si
le parece hagamos ahora mismo una prueba. Tome la posición de la
pinza y quédese inmóvil en la fase estática, busque estar cómodo
y concéntrese en su aliento durante este tiempo. Al comienzo deje
que venga y vaya, después que se haga mas profundo, lo que sucede
automáticamente si esta atento en contraer progresivamente la
cintura abdominal al finalizar la espiración para expulsar el máximo
de aire viciado, pero sin llegar a la espiración forzada. Enseguida,
deje que el aire penetre en los pulmones – inspiración que será
necesariamente mas profunda que de costumbre – controlando la
cintura abdominal. Dicho sea de paso que la cintura abdominal nunca
debe distenderse hasta el punto de que se hinche el vientre. De todos
modos, la inspiración será profunda, lenta y conciente y el alumno
velará por equilibrar rigurosamente la duración de las dos fases.
Concentrarse
significa no solo permanecer concentrado en esta respiración lenta,
profunda, igualando la inspiración y la espiración, sino también
observar donde se sitúa la respiración por si misma en su cuerpo.
En efecto, cada asana condiciona un modo de respirar que le es
propio. En el caso de la Pinza, la respiración se sitúa mas bien en
los costados y en la espalda, hacia las costillas inferiores, en
tanto que el Pez sitúa la respiración en la parte alta del tórax,
cerca de las clavículas. Así cada asana pone en acción una parte
diferente y bien definida del aparato respiratorio, y esto sucede
automáticamente. Otra prescripción de la escuela del sur de la
India es respirar siempre en Ujjayi durante las asanas. ¿Cómo se
practica Ujjayi? Es muy sencillo de ejecutar pero bastante difícil
de explicar. En Ujjayi, el aire entra y sale produciendo un pequeño
zumbido contra el velo del paladar, a consecuencia de una ligera
contracción de la región de la glotis. Este zumbido, débil pero
audible desde el exterior, podría asemejarse al comienzo de un
ronquido suave. La obturación parcial de la glotis reduce el calibre
de las vías respiratorias en este lugar, por lo tanto frena la
inspiración y la espiración y provoca una modificación de las
presiones intrapulmonares. En la inspiración aumenta la
depresión, en la espiración se produce lo contrario, en ambos casos
esta práctica influye favorablemente en los intercambios
respiratorios.
En
ningún momento hay retención, por lo tanto, el paso de la
inspiración a la espiración (y viceversa) se hace suavemente. En la
práctica, en la escuela del sur de la India existe una
sincronización del aliento y del movimiento durante la toma de
posición del asana. De hecho, durante la toma de la posición al
igual que durante la fase de inmovilización, procure simplemente
igualar la inspiración y la espiración, es lo esencial del sistema.
Muy
pronto se establecerá una sincronización espontánea entre la
respiración: los movimientos le dictarán como respirar.
El
método incluye también otros detalles de ejecución de interés
secundario, que no es necesario apuntar aquí, porque solo conciernen
a especialistas muy entrenados. Cualquiera que sea el método
utilizado hasta aquí, le sugiero someter este último a una práctica
de algunas semanas por lo menos, a fin de poder juzgar sobre la
diferencia.
El
principal criterio de apreciación será una mejor penetración
conciente del aliento, una mejor absorción de la mente, una comunión
más íntima con su cuerpo. Practicados así, sus asanas se
convierten en yoga auténtico.
Fuente del maestro Andre van Lysebeth.
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