En la última mitad del siglo pasado
surgieron en Occidente muchos centros de enseñanaza de hatha yoga.
Algunos de ellos están basados en las tradiciones orales que han ido
pasando a través de muchas generaciones de enseñantes. Otros, se
han montado para atender necesidades y expectativas modernas, pero
siguen siendo consecuentes con el antiguo arte, ciencia y filosofía
del yoga. Otros muchos han desarrollado una variedad ''new age'' que
los más tradicionales observan con recelo. Imagínese este título
colocado en la estantería de los éxitos de ventas de la librería
de su: sea rico, joven y atractivo con hatha yoga. Yo no lo he visto,
pero no me sorprendería encontrarlo, y tengo que reconocer que lo
pensaría mucho antes de adquirirlo...
teniendo en cuenta las diferencias que
hay entres los distintos seres humanos, los múltiples centros de
enseñanza de yoga abordan incluso las posturas más básicas con
expectivas diferentes, y los profesores de yoga se encuentran con un
amplio espectro de alumnos, espectro que va desde bailarines y
gimnastas a jubilados que temen tumbarse en el suelo por miedo a no
poder levantarse después. Eso está bien; no es ningún problema
superar esas diferencias, pues para cada individuo independientemente
de su edad o nivel de experiencia, en el hatha yoga lo más
importante no es tener flexibilidad y habilidad para realizar
posturas difíciles, sino tener consciencia del cuerpo y de la
respiración. A esa conciencia le sigue el control, y al control, la
graia y la belleza. Incluso las primeras posturas de los
principiantes pueden tener el germen del buen porte y la elegancia.
Llevar a cabo esos objetivos es harina
de otro costal; y a menudo se disiente acerca de cómo deben
enseñarse las posturas y cómo realizarlas. Así pues, las pautas
que a continuación se señalan no están escritas a sangre y fuego,
si no que su propósito es ofrecer un punto de referencia común a
partir del cual analizar la anatomía y fisiología del hatha yoga.
CENTRAR LA ATENCIÓN
Centre la atención
en el cuerpo. Puede mantener la concentraciónen la respiración, en
los tejidos que se están estirando, en las articulaciones que se
tensan, en la velocidad de los movimientos que realiza o en la
relación entre la respiración y el estiramiento. Puede, asímismo,
concentrarse en sus propias opciones, mientras hace y deshace las
diversas posturas. Practicar yoga prestando toda la atención al
cuerpo es realizar un yoga avanzado, dejando de lado la facilidad de
la postura; practicar yoga de un modo disperso es la manera de hacer
de un principiante, sin importar lo difícil de la persona. El hatha
yoga capacita tanto a la mente como al cuerpo, y por tanto la
concentración debe ser total.
SER CONSCIENTES DE LA RESPIRACIÓN.
En un artículo
más específico que se realizará más adelante acerca de la
respiración, veremos que las inspiraciones permiten elevar más en
muchas posturas, crean una sana tensión interna y estabilizan el
tronco. Esto puede comprobar estirándose en el suelo en posición
prona y observar que en la postura de la cobra la inspiración
permite elevarse más. Sin embargo, paradójicamente, las
espiraciones, más que las insiraciones, permiten mantenerse más
tiempo en muchas otras posturas. Para comprobarlo, siéntese e
inclínese hacia delante, percibirá que la espiración permite
acercar más el tórax a los muslos. En ambos casos se consiguen dos
resultados beneficiosos: la respiración diafragmática ayuda a
estirar los tejidos, y la conciencia de esos efectos permitirá al
practicante realizar sutiles ajustes en la postura.
LA BASE DE LA SUSTENTACIÓN.
En cada asana
(postura) hay que analizar la sustentación del cuerpo y localizar
los músculos clave que ayudan a mantenerla: las extremidades
inferiores y sus músculos extensores en el caso de las posturas de
pie; los hombros, el cuello, la columna vertebral y los músculos del
tronco en las de inversión sobre los músculos abdominales y los
músculos mas profundos de la espalda, como en el caso de la postura
del pavo real. Debe prestarse especial atención a la zona anatómica
implicada en cada posición, tanto para evitar lesiones como para
mejorar la postura.
Existe, además,
otro tipo de sustentación más general que la que se aprecia desde
el punto de vista de la zona anatómica: la sustentación de los
conjuntivos del cuerpo, en especial aquellos que unen el sistema
musculoesquelético. El tejido conjuntivo hace el papel de las
varillas de acero de hormigón; está oculto, pero es esencial para
realizar trabajos posturales más complicados, al principio hay que
centrarse en el fortalecimiento de las cápsulas articulares, los
tendones, los ligamentos y la cubierta fascial que envuelve los
músclos centrales del tronco y pasando luego a las extremidades. Las
molestias y dolores suelen sobrevivir al intentar realizar
estiramientos intensos sin haber desarrollado antes la fuerza y la
destreza necesarias para proteger las articulaciones más
importantes. A menos que uno sea un levantador de pesas o un
culturista, los estiramientos y la flexibilidad deben ser un asunto
secundario. Sólo después de haber desarrollado cierta práctica
debe el practicante centrar su esfuerzo en conseguir una mayor
movilidad en tornoa las arituclaciones.
ENTRAR Y SALIR DE LAS POSTURAS.
Cuando se culmina
una postura, permanecer en silencio es relajante, incluso mágico,
pero no se puede llegar a ese estado sin saber cómo y hacia dónde
se está yendo. Pasar bruscamente de una postura a otra no permite
disfrutar del camino, y el viaje es tan importante como el destino.
Así pues, hay que salir de las posturas y entrar en ellas pausada y
conscientemente. A cada movimiento, se debe inspeccionar el cuerpo de
la cabeza a los pies: manos, muñecas, antebrazos, codos, brazos y
hombros; pies, tobillos, piernas, muslos y caderas; y pelvis,
abdomen, tórax, cuello y cabeza. Muy pronto uno llegará a percibir
las funciones corporales como una unidad, y observará las anomalías
e interrupciones de la práctica, de modo que puedan rectificarse. Y,
finalmente, a medida que vaya aprendiendo a moverse más gracilmente,
la postura final parecerá menos complicada.
PRESTAR ATENCIÓN A LOS INDICIOS DE
DOLOR.
¿Escucha o ignora
los mensajes de malestar y dolor que el cuerpo le envía? Si usted,
lector tiene dolor de espalda, ¿ rectifica la postura y la actividad
que está realizando para minimizar las molestias u opone
resistencia? ¿observa el cuerpo con deferencia o está tan absorto
en conseguir algún determinado objetivo que se olvida de él? Cuando
no se escuchan los mensajes del cuerpo, lo más probable es sufrir
tirones musculares, tendinitis, pinzamientos de nervios y hernias
discales. Para evitar las lesiones en la práctica del hatha yoga hay
que desarrollar una conciencia de autorrespeto.
Loa cursos de
hatha yoga deben iniciarse con la firme resolución de evitar el
dolor. A menos que se tengan años de experiencia y se sepa
exactamente qué es lo que se está haciendo, realizar estiramientos
dolorosos no sólo conducirá a sufrir lesiones, sino que además
creará un estado de iedo y ansiedad que el sistema nervioso
recordará y frustrará el esfuerzo de volver a ralizar la postua. El
dolor es un don, nos avisa de que ha surgido algún problema. En vez
de seguir adelante a ciegas, hay que analizar la naturaleza del
problema. Con autoconocimiento y la orientación de un profesor
competente se pueden realizar otras posturas que sorteen la
dificultad surgida.
CULTIVAR LA REGULARIDAD, EL
ENTUSIASMO Y LA CAUTELA.
Hay que intentar
practicar a diario, a la misma hora y en el mismo lugar. Los hábitos
hacen más fácil analiar los cambios del día a día. Las mañanas
son el mejor momento para mejor la condición física: la rígidez de
primera hora de la mañana indica a qué zona debemos dedicarle más
trabajo y atención. Más tarde, esa sensibilidad se pierde y uno
corre el riesgo de lesionarse. Por la mañana debe cultivarse cierto
entusiasmo lúdico para enfrentarse a la rigidez, y, por la tarde,
precaución para evitar hacerse daño. Y, cualquier momento del día,
si uno comienza sintiéndose especialmente fuerte, flexible y con
ganas de jugar, debe ir con cuidado, pues es entonces cuando es fácil
llegar demasiado lejos.
RESPONSABILIZARSE
Si bien hay que
estudiar con profesores capacitados, al mismo tiempo uno debe
responsabilizarse de las propias decisiones y acciones. Puede que el
monitor sea una persona fuerte, vital y exigente con el alumno, pero
es éste quien debe finalmente decidir qué puede o no puede hacer.
Dado que muchas de las posturas del hatha yoga se realizan en
posicionas un tanto foradas, y ponen de manifiesto ciertas
debilidades corporales, cada uno debe por sí mismo decidir cómo y
de qué manera continuar. Un criterio a seguir es encontrarse bien no
sólo una hora después del ejercicio de yoga, sino también a las 24
horas. Y, finalmente, hay que respetar las contraindicaciones de cada
posición y cada tipo de postura; y en caso de duda, consultar con un
experto en hatha yoga.
CULTIVAR LA PACIENCIA
Aprenda de la
tortuga y cultive la paciencia a fin de avanzar de manera continuada,
sin importar lo lento del progreso. Recuerde además de que los
beneficios del hatha yoga van más allá de la fortaleza y la
flexibilidad que aportan, y si usted desarrolla tan sólo ese aspecto
puede sufrir una decepción. Para obtener cualquier beneficio, hay
que ser paciente. La verdadera causa de la frustración es pensar que
se va a conseguir algo isn realizar un esfuerzo continuado, y es una
actitud que tiene dos lamentables efectos secundarios: primero,
desvía la atención del trabajo que hay por delante hacia lo que uno
cree merecer; y segundo, impide aprender y apreciar lo que está
sucediendo en cada momento presente, disfrute sin plantearse nada y
deje atrás las expectativas.
Fuente: Anatomía del Hatha Yoga por David Coutler.
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